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martes, 29 de abril de 2014

Amaneceres muy tardes

Lagrimas derramadas en un mar de desesperanzas, esperando que nadie sepa que fueron derramadas, sollozos que no llegan al lloro, quiere llorar pero simplemente no poder.

Ahora me doy cuenta lo que perdí por ser un simple imbécil. Vivo deseando una realidad que no me pertenece por el echo de no ser posible, volví a mirarme a los ojos y no brillaban como antes lo hacían.

Ojos tan desalmados como la persona misma, falta de esperanza porque nunca tuvo suerte, el azar no lo ayudo en nada, tan solo vivió de sus logros.

Versos no escritos por miedo a mostrar una realidad, ocultadas para volver a ver un amanecer, amaneceres ficticios porque la realidad es que nunca vio uno con sus verdaderos ojos. 

Amaneceres y atardeceres tan únicos como el azar, tan perfectos como la verdad. Verdad que permanece escondida a la vista de los demás por el desconocimiento de los hechos. 

Realidad oculta y a la vez tan a la vista, pero nadie se da cuenta porque no le interesa ni quiere saber por miedo a la verdad. La verdad duele pero es necesaria.

Nos separamos de la vida como de la gente que nos importan, ya sea por culpa de la vida o por decisiones propias. Vivimos ese momento deseando volver a reunirse y que sea todo como antes.


"Las oportunidades son como los amaneceres: si uno espera demasiado, se los pierde." William Arthur Ward

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