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jueves, 7 de mayo de 2015

Cartas de un desolado: Letras enamoradas

Si, así terminó mi historia de amor. Con la pena de ver a la persona que amaba irse por la puerta de atrás. Por semanas y días miraba a la gente que no comprendía lo que me pasaba. Huían de mí con el temor de verme morir en un amor pasajero.
El mundo no comprende la desolación que me aflige por dentro, alguien me había despedazado.

Lentamente mi existencia se termina trasformando en un sin fin de dolor. Espero mañanas, tardes y noches a que algo mágico terminara con mi sufrimiento, con mi miseria. Y así fue como la gente que desconocía mi vida se alejaba de mí sabiendo que nada ni nadie podría frenar el dolor que sentía.

Y el final de un ciclo empezó. Las caras de la gente que alguna vez conocí se iban desvaneciendo poco a poco de mí y yo sabía lo que se me venía: la soledad. Enfrentar mi dolor solo y negar que el mañana vaya a suceder.
Pasaron los días y las decisiones que no hice me consumieron y me forzaron a hacer cosas que no deseaba. Pero eso no importa. Al fin y al cabo, todo el tiempo nuestras decisiones nos controlan aun cuando nosotros no hayamos elegido.

Estoy mirando cómo la gente observa algo tan simple, como unas letras escritas sobre el papel. Estoy enamorado. No solo de alguien más, sino también de algo más.
La lectura había formado parte de mi vida. Pero realmente no me sentí como si yo formara parte de ella. Hasta que un día alguien me recomendó que comenzara a contar todo lo que sentía y que lo hiciera público. Imposible. Nadie quería leerme. No debería de ser de ese modo.

Yo no sé qué eso es posible. Me parece hasta suicida contar todo lo que se siento. No confío en la gente, siento que no me entenderán y que cada palabra que diga será tergiversada a lo que ellos piensan de mí.
Aun así, el tiempo lo dirá. Yo ya sé lo difícil que es llegar a la gente, pero tampoco me importa.

No me importa, solo lo necesito. Necesito gritarle al mundo quien soy y como me siento al respectoComencé a escribir por lo que sentía y para evitar que cada palabra que redactara se la llevase el viento y el silencio. Las letras que escribí estarán allí y serán eternas, inclusive si muera o desaparezca.

Y por ser el creador de las mismas yo me trasformaré en un ser eterno. Ya lo sabía. Mi sueño acaba de nacer. Veo como la gente de mi edad duda de lo que desea, pero yo ya no. Lo sabía. Deseé por mucho tiempo verme en un lugar eterno, encontrarme en mis pequeñas letras mi perpetuidad. Que dicen lo que fui y lo que soy.

Y así comienza mi viaje por las letras. Comprendidas por pocos, eternas y solitarias pero simplemente perfectas. Lo que deseo es algo simple. Escribir y volver a encontrar la eternidad.