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jueves, 17 de diciembre de 2015

30 mil días para ser eterno

He querido entender mi existencia, al principio para entender a la muerte, ahora tan solo para satisfacer mis vacíos, que con el tiempo se van llenando. Los días siempre parecieron insignificantes si los miras desde un milenio, una vida eterna. Pero la realidad es que no llegamos a los 50.000 días en este mundo. 85 años, 31000 días  y monedas.  Poco, no suficiente, quien sabe. 

Pasamos toda nuestra vida intentando comprender a la muerte, algunos logran su satisfacción en creencias sin fundamentos y inexplicables. Vagando en una explicación suficiente para algunos, para otros puras patrañas. Según quien lo mire.

El problema nunca fue la cantidad, o quizás sí pero de otra manera. No es el tiempo que nos queda, es el tiempo que perdemos en cosas insignificantes puede que para evitar pensar que nos queda tan poco que para los astros nunca existimos.  Porque todo es cuestión de perspectivas.

Nuestra gran ilusión, la eternidad.
En nuestra conciencia existencial no es posible imaginarnos la no existencia, por mecanismo de defensa, nuestra conciencia quiere que seamos eterno. Debemos ser eternos.
El tiempo nos da la razones de existir, puede que tan solo lo hagas porque es lo único que eres.

Como ser eternos si nuestros cuerpos solo logran sobrevivir 30 mil días. Ser eterno en un envase de cristal que se termina de destruir.

Nuestra gran ilusión, nuestro sueño. Puede ser logrado. 
La eternidad no es física, no podemos ser eternos en nuestra conciencia. Pero debemos ser eternos en nuestras acciones. Lograr algo lo suficientemente importante para ser recordado a diario por todo el mundo. Asi eres eterno.

Siempre he deseado ser eterno, quizás porque veo que la vida es muy corta, o tal vez porque no estoy preparado para vivir esta vida. 

El tiempo solo va a dar la razón.